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La obra

Se trata de una obra de última época donde la maestría del artista alcanza su plena madurez y donde a través del estudio de la obra «Semidesnudo II», podemos analizar la sensibilidad del maestro y su calidad técnica y plástica.

Este bello retrato, con esa atractiva y delicada pincelada sensual sobrado de calidades artísticas y donde el maestro expresa sus sentimientos, por los lazos que le unen a la modelo, lo convierten en una de las obras de mayor calidad artística y humana de Sáenz, en este género del retrato.

Estamos ante un cuadro de bella factura plástica donde no se ha dejado por parte del artista nada al azar, la composición es atractiva, equilibrada y estudiada en todos sus detalles, con la finalidad de dotar a la obra de una atmósfera de sensibilidad plástica, con este suave tono sensual, al gusto de la sociedad liberal de la época. El dibujo es preciso, de la mano del más delicado retrato, en un exquisito cromatismo, lleno de elementos repartidos a lo largo y ancho de la obra, dotándola de un equilibro sólo al alcance de los grandes maestros de la época. La pictografía es a la vez fuerte, firme y delicada.

Por lo que uniendo y resumiendo todo este conjunto de los elementos fundamentales de la obra que nos ocupa, es un magnífico retrato del maestro Pedro Sáenz Sáenz, figura indiscutible de la pintura del S.XIX y principios del XX, a nivel nacional y malagueña en particular, lo que le ha convertido en uno de los pintores más representados y representativos de la pintura de la época, deseado en los museos y en toda colección particular que se precie.

El autor

Pedro Sáenz Sáenz nació en Málaga en 1864. Inició sus estudios pictóricos en la Escuela Provincial de Bellas Artes de San Telmo de Málaga bajo la tutela de Bernardo Ferrándiz.

Posteriormente continuó en Madrid en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando donde consiguió una beca para estudiar en Roma. Terminada su formación se establece en Madrid.

En 1901 obtiene la medalla de 1ª clase por su obra Stella Matutina en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. En 1911 vuelve a Málaga donde se instala definitivamente. Aquí es nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. En 1919 participó en la decoración del Salón de los Espejos del Ayuntamiento de Málaga con el retrato de Andrés Borrego.

El 10 de enero de 1927 falleció en Málaga.